Aunque parezca una paradoja, una manera de ser profundamente actual es mirando al pasado y abrazando lo vintage. De hecho, a esta tendencia de mezclar lo nuevo y lo viejo también se la conoce como retro moderno. Y un buen ejemplo de ello son las sillas de comedor retro, que encajan a la perfección no solo en las casas más tradicionales, sino también en pisos y apartamentos urbanos.
Un detalle que define a estas sillas de comedor retro es el material. Es el caso de los modelos de mimbre, que trasladan al usuario no solo al campo y a la naturaleza, sino también a una época pasada en la que tanto se fabricaba con esta fibra vegetal. El modelo Sabana de Homy lo encarna a la perfección.
No menos vintage es el cuero o la piel genuina de alta calidad. En modelos como Siena II se aprecian la comodidad y la suavidad, e incluso se intuye el sonido de esos asientos míticos tan habituales en los años 50 y 60. Por supuesto, la madera también consigue este efecto añejo y además aporta un toque elegante y noble a la pieza, mientras que algunos tejidos son inconfundiblemente clásicos como el terciopelo.
Sillas de comedor retro: otros detalles
Además del material, otros aspectos que convierten a una silla en una pieza de decoración retro son los detalles del acabado. Viendo los remaches del modelo Augusto, ¿a quién no se le va la mente directamente a la casa de sus abuelos? Incluso es probable que aún conserve sofás y mobiliario con esos detalles, pues además de ser un recurso de diseño, los remaches son una solución de ensamblaje de larga duración.
De igual manera, los estampados son siempre sinónimo de vintage: cojines, reposabrazos y fundas en general se llenan con diseños florales de gran barroquismo o con composiciones geométricas abstractas, que en ambos casos sirven para traer al presente un poco de pasado. El modelo Litau da buena cuenta de ello.
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